¡Es Temporada de Atletismo!

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(Consejos prácticos para su próxima competencia)

¡La temporada de atletismo ha comenzado! Aún si usted ya ha participado en un par de eventos este año, y haya roto su propia marca de tiempo recientemente (si ese es el caso, ¡felicitaciones!), es útil repasar ciertos principios en preparación para su próxima competencia. Uno de sus objetivos ese día debe ser el de no tener sorpresas desagradables, particularmente, si uno puede hacer algo para evitarlas. En otras palabras, la única sorpresa de su próxima competencia debe ser llegar a la meta en menos tiempo de lo que esperaba.

A continuación, aparecen varias reglas a seguir con relación al descanso, la alimentación, la vestimenta y la logística del día del evento:

Descanso
  1. "La noche antes a la noche antes” – ¿Recuerda el haberse trasnochado estudiando para un examen en la escuela ó la universidad? Todo el mundo lo hace, ¡y funciona! La clave de este truco tan útil está en la adrenalina, que le permite al cuerpo humano funcionar con poco descanso. Es más importante tener un sueño continuo y profundo dos noches antes de su evento que hacerlo la noche anterior, y le ayudará a asegurar un buen rendimiento durante su evento. La noche inmediatamente anterior quizás se sienta nervioso e inquieto, especialmente si es el primer evento en el que participa. Lo más seguro es que empiece a preguntarse [a pesar del aviso que estoy dando en este momento] si ha entrenado lo suficiente, o si los cordones de sus zapatillas están ajustados correctamente, o si llegará a tiempo a la línea de salida de la carrera a la mañana siguiente. Recuerde que la sobrecarga de adrenalina después de llegar a la línea de salida en el día del evento lo mantendrá con energía por gran parte del trayecto.
  2. “Corra la distancia más larga de su entrenamiento aproximadamente dos semanas antes del evento” – Por ejemplo, si va a participar en un evento de media maratón, debe correr 11 o 12 millas con dos semanas de anterioridad. El intentar correr la distancia más larga un par de días antes de la fecha de la carrera va a dejarlo agotado, reducirá las probabilidades de cumplir su meta, y aumenta la posibilidad de una lesión.
Alimentación
  1. “No pruebe nada nuevo” – Lleve sus propio refrigerio y suplementos para ingerir durante la carrera. Los siguientes suplementos y refrigerios son nutritivos, necesarios, y generalmente, sientan bien en el estómago antes o durante la carrera: Gel energético y suplementos para hidratar (de una marca y sabor que ya haya consumido anteriormente), cítricos, emparedados de mantequilla de maní con mermelada, ó un bollo de pan con queso cremoso.
  2. “Si tiene dudas, no lo ingiera” ‘¡Tomate una cerveza! ¡Necesitas esas calorías para mañana!' Este tipo de consejos unos días antes de su evento podrán funcionar para los afortunados dueños de estómagos de acero. Para el resto de nosotros, comer en exceso y tomar alcohol el día antes de una carrera puede resultar problemático. Mientras que es importante consumir alimentos ricos en carbohidratos el día antes de la carrera, una nutrición completa y balanceada debe ser el enfoque durante todo su entrenamiento. Hay pocas cosas que puedan distraer más que el sentir molestias abdominales durante una competencia. Un amigo que intentaba mejorar su marca personal en la maratón de Los Angeles este año, estuvo a punto de abandonar el evento a causa de fuertes dolores causados por una pizza que consumió antes de empezar el evento. Dígale no a esa cena de mariscos la noche antes del evento, y pospóngala hasta la noche después de su evento para celebrar el haber batido su marca personal. Asegúrese que cualquier alimento que ingiera antes de la carrera no contenga ningún ingrediente que pueda alterar su digestión; si los alimentos son preparados en casa, o de un restaurante que usted conozca bien y en el que confíe plenamente, mejor aún.
  3. “¡Hidrátese!” – El día anterior, vale la pena aumentar el consumo normal de agua. Y durante la carrera, asegúrese de parar en las estaciones con frecuencia.
Vestimenta

“No pruebe nada nuevo” – Este principio también aplica a la ropa y zapatos. Recuerde que el propósito es evitar sorpresas desagradables; teniendo eso en mente:
  1. Dome sus zapatillas antes del evento; debe haber corrido en ellas por lo menos un par de veces antes de la competencia
  2. Use una camiseta y medias hechas de poliéster/nylon/espandex o una mezcla de estos materiales; de otra manera, arriesga la incómoda sensación de ampollas y/o dolor en el cuerpo causado por la fricción con ropa hecha de algodón
  3. Use un suéter viejo o una bolsa de basura grande para que lo cubra mientras espera la largada en la línea de arranque ya que puede hacer frío. Puede arrojar el suéter o la bolsa al lado de la calle después de calentar (los organizadores de la carrera saben esto y recogen los suéteres para donarlos); no se preocupe, no está siendo un ciudadano irresponsable
  4. Deje su ropa de correr lista la noche anterior, incluyendo el sujetar la pechera con el número de participante a la camiseta, y el sujetar la banda magnética a sus zapatillas.
Por último, confirme las instrucciones para llegar a la línea de salida revisando su documento de registración. Sepa con anticipación donde se va a estacionar, y en donde va a encontrarse con otros corredores.

Mantenga estas reglas en mente, y lo más probable es que su próximo evento termine sin sorpresas desagradables. ¡Feliz Temporada de Atletismo!

Un esfuerzo ganador empieza con preparación.”
Joe Gibbs, entrenador de los Pieles Rojas de Washington, llevó a su equipo de fútbol americano al súper-tazón 10 veces en 12 temporadas.

Jairo Ospina


Una Carrera Justa

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El domingo 7 de noviembre del 2010, el minero chileno Edison Peña completó la maratón ING de la Ciudad de Nueva York en 5 horas 40 minutos y 51 segundos. Peña, de 34 años, fue uno de los 33 mineros atrapados por 69 días en una mina de oro y cobre ubicada en el desierto de Atacama. Él corrió entre 3 a 6 millas por túneles a 2,000 pies de profundidad, usando sus botas de minero cortadas a los tobillos, con temperaturas de hasta 90° Fahrenheit. Corrió además amarrado a un trineo de rocas para incrementar el nivel de dificultad de su entrenamiento. El periodismo mundial ha circulado su historia tan conmovedora. Para Peña, su participación en esta maratón ha sido más que una meta admirable; más que una carrera. Él corrió por su vida; una vida que ni siquiera el mundo estaba seguro existía durante los primeros 17 días de encierro subterráneo. Como él, todos participamos en una carrera. Es la carrera por nuestras vidas, y la carrera de nuestras vidas. Es también la carrera de la fe.

“Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.”
(NVI: Filipenses 3:13-14).

En mi artículo anterior, Un Árbitro Justo, me referí a este mismo pasaje de Filipenses para señalar las cualidades de nuestra carrera desde la perspectiva de las autoridades reguladoras. El ganador de la carrera es determinado por la decisión de los réferis y el comité organizador. Tomemos ahora un momento para reflexionar acerca de las cualidades de la carrera misma, reconociendo que la nuestra no es sólo una carrera, también es una carrera justa.

Sin Pretensiones
Note las palabras: “no pienso que yo mismo lo haya logrado ya.” No debemos ser pretensiosos de haber alcanzado la perfección, haber completado nuestra carrera, o haber cumplido con todo aquello que se espera de nosotros. En versos anteriores, Pablo nos da una lista de cosas de las cuales el pudiera haber estado orgulloso pero no que no dejó se le subieran a la cabeza: la religión, etnicidad, nombre familiar, alcurnia, educación, profesión, o moralidad. De hecho, él consideró estas cosas como pérdida, y aún basura, al compararlas con el nivel de perfección – o sea, de obra completada, crecimiento, estado mental, y estatura moral – que solamente se halla en Cristo.

Si queremos verdaderamente correr una carrera justa, no deberíamos gloriarnos del éxito que no hemos alcanzado. No deberíamos ostentar de las cosas que no hemos adquirido cabalmente; incluyendo aquellas por las cuales todavía estamos pagando cuotas. No deberíamos hacer pompas por la persona quien aún no hemos llegado a ser, o pretender ser alguien quien no somos.

Sin Pasado
Una cosa que noté en una maratón reciente de vuelta completa es que tan pronto como el último grupo de corredores partió, los obreros de la carrera rotaron la estructura puesta para marcar la línea de Partida y la convirtieron en la línea de Llegada. Probablemente les tomó menos de cinco minutos. Esto me enseñó una gran lección: La línea de partida se había esfumado y solo quedaba la línea final. Una vez comienzas tu carrera – y tu ya has comenzado la tuya – tu comienzo es el punto de no retorno. El pasado, pasado es. ¡Si tan sólo pudiésemos aprender esta lección! He conocido a muchas personas quienes viven en el pasado. No han podido superar sus fallas, o sus sentimientos de amargura enterrados, o sus nostalgias por los tiempos que no volverán. Algunos están estancados en sus éxitos viejos, como si estos fuesen anclas en vez de remos.

Pablo lo puso de esta manera: “Olvidando lo que queda atrás.” Si queremos correr una carrera justa, deberíamos desprendernos de nuestros errores y pecados previos. No deberíamos paralizarnos ante nuestros temores viejos. No deberíamos alimentarnos de nuestras glorias y gracias pasadas. Por esta razón, “El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades” (NVI: Lamentaciones 3:22-23b).

Con Proyección
Aquí hay un cambio notable en esta lista de “Sins” y “Cons.” Note cómo los “Sins” corresponden a cosas del espíritu. Los próximos dos “Cons” son acciones que te llevarán adelante. La lección es la siguiente: Cuando ordenas tu actitud puedes ordenar tus acciones. Algunas personas quieren correr sus respectivas carreras cargando peso extra en el trineo de sus actitudes. Esta puede que sea una buena técnica para entrenar pero ciertamente no para competir. El ordenar tu mente te permitirá deslizarte, ahora es tiempo de tomar tus hélices y moverte hacia adelante; en otras palabras, ponte de pie y corre; deja de pensar en el asunto y hazlo. Peña dijo: “Yo lucho conmigo mismo. Luché contra mi propio dolor, pero llegué a la meta final. Quiero motivar a los demás para que encuentren el aliento y la fuerza para transcender su propio dolor.”[1]

Si queremos correr una carrera justa, deberíamos honrar el premio que tenemos servido delante de nosotros – el premio del supremo llamamiento de Dios. Deberíamos respetar la revelación que hemos recibido. Deberíamos mantener esas cualidades y habilidades las cuales ya hemos alcanzado y el carácter que ya hemos formado. Deberíamos esforzarnos “por alcanzar lo que está delante.”

Con Perseverancia
Otra gran lección aprendida en una maratón: no existen los atajos. Cuando corres, llevas puesto un chip en tu zapato para que los árbitros puedan asegurarse de que cruzaste los puntos más lejanos de la ruta. Pablo sabía esto cuando escribió: “sigo avanzando hacia la meta.” La palabra griega para meta es scopos, la cual significa literalmente, un hito o piedra para marcar el camino, tal cual como en una carrera. También significa vigilante, alguien que se está asegurando de que cruces los puntos más lejanos de tu carrera. Y alguien está vigilante. En una entrevista reportada por el periódico Crónica de San Francisco, Edison Peña dijo “yo quería comunicarme con Dios para decirle lo mucho que deseo vivir. Yo quería que Él fuese un participante activo en mi salvación. También quería desesperadamente vencer la mina; quería demostrarle a la mina que ella se cansaría de mi.”[2] Tú mantén esta misma actitud y de seguro Dios oirá.

Cuando era niño, recuerdo que jugábamos un juego para encontrar los scopos en el camino cada vez que íbamos en un viaje largo de carretera. Mientras más hallábamos, más puntos acumulábamos para ganar. Ahora que soy adulto he aprendido que esto mismo es verdad; que el acumular puntos es la esencia de la perseverancia. Si queremos correr una carrera justa, deberíamos establecer metas alcanzables y esforzarnos para llegar a ellas. A alguien oí decir una vez, “No hay metas imposibles, sólo incapaces.” Deberíamos persistir para alcanzar la madurez. Deberíamos perseverar para convertirnos en la persona que necesitamos llegar a ser.

[1] “Minero Chileno Edison Peña se Sobrepone a la Maratón de NY,” Traducido del inglés, San Francisco Chronicle [http://www.sfgate.com/cgi-bin/blogs/hottopics/detail?entry_id=76565] Accedido por última vez el 8 de noviembre del 2010.
[2] Ibid.




Un Árbitro Justo

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El 11 de julio del 2010 concluyó la Copa Mundial de la FIFA número 19. Por primera vez desde 1930 España había llegado a las finales y se convirtieron en campeones. Las noticias alcanzaron a millones de fanáticos alrededor del globo instantáneamente gracias al milagro de la televisión, la cual es en la opinión de muchos, un árbitro justo.

Esta copa mundial se caracterizó por el pobre rendimiento de los equipos favoritos, como Argentina, Brasil, Alemania, Italia, e Inglaterra; la pobre ejecución de jugadores de renombre como Cristiano Ronaldo, Leonel Messi, Kaká, Thierry Henry, y Fernando “El Niño” Torres; pero más importante aún, el pobre juicio y la miopía del arbitraje. Fue común el chiste de que el único árbitro que lo hizo extraordinariamente bien fue el pulpo Paul. Sus predicciones precisas hicieron que se le otorgara la ciudadanía española, después de haber escogido a España como ganador ante Holanda en la final.

Muchos de ustedes se preguntarán qué hago yo escribiendo de fútbol en nuestra sección sobre correr. Si usted ha sido seguidor de algún deporte, estará de acuerdo conmigo: nada más descorazonador, incómodo, frustrante, y hasta irritante que un réferi desigual. Usted conoce el sentimiento producido por la injusticia, la discriminación, la predilección, la ceguera, el prejuicio, la corrupción, y por qué no, a veces hasta el soborno. La Biblia tiene mucho que decir acerca de la injusticia y sus consecuencias. Considere, por ejemplo, el siguiente pasaje, escrito en el contexto metafórico de una carrera:

“Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús”
(NVI: Filipenses 3:13-14).

Un Premio Justo

Esta figura le puede ser familiar: el corredor sacando pecho hacia adelante y presionando sobre la banda final para romperla, culminando la carrera, ganando el premio. Usted puede que esté pensando, “Bueno, si cruzas la línea final, eres el ganador. Eso es lo justo.” Déjeme decirle, no necesariamente. Usted solamente se constituye en ganador cuando ha corredor justamente y los oficiales de la carrera aceptan su rendimiento como válido. En otras palabras, usted es un ganador solamente por la autoridad del comité organizador y sus representantes. Los árbitros de la justa tienen la última palabra. ¿Qué tiene que ver esto con la justicia?

Como usted probablemente sabe, este pasaje fue escrito originalmente por Pablo el Apóstol en griego. La palabra griega que usualmente se traduce como “premio” es brabeion, la cual significa literalmente la decisión del árbitro o brabeus, también del griego. En la antigüedad, el premio otorgado por terminar una competencia era una corona de hojas de olivo. Este premio ciertamente no tenía un valor monetario ya que perecía al paso de unos días. Su valor era sólo simbólico. El premio verdadero era el ser llamado de entre la multitud al podio por el árbitro. Escogido y señalado como el ganador por el réferi era el epítome del éxito. El ser llamado era un premio justo.

Un Juez Justo

Lea el pasaje arriba de nuevo bajo esta nueva luz. Espero que ahora pueda ver la relación que tiene este pasaje con la justicia. La justicia se perfecciona en Dios. Su premio es su llamado. Su podio es el cielo. Su medida es la carrera de la fe. Su regla es Cristo. A este efecto Pablo incluso escribe unos versos anteriores a este pasaje:

“y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe”
(LBLA: Filipenses 3:9).

Dios es un árbitro justo. Él no es ciego. Él no es miope. Él juega limpio. No se le puede sobornar. Él no pasa por alto tu jugada. Él le pone atención a tu carrera. Él no necesita consultar con nadie para saber lo que es justo. Él no necesita ver la repetición instantánea por televisión.

En el 2008, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, dijo: “Dejémoslo así con errores. Las compañías de televisión seguirán teniendo el derecho de decir si el réferi estaba o no equivocado, pero él seguirá teniendo la última palabra — un hombre, no una máquina."* Puede ser que los errores humanos sean parte de su juego. Tal vez los errores humanos han afectado su carrera de fe. Quizás usted ha sido víctima de las injusticias de nuestro sistema legal torcido. Puede que esté viviendo con las consecuencias de las malas decisiones de los jueces, convencidos por las manipulaciones de abogados malintencionados. O quizás usted mismo haya hecho lo malo en el pasado y piense que por ello tiene su merecido. Recuerde: “Dios es juez justo” (LBLA: Salmos 7:11). Él estará cuidando de usted y estará de su lado siempre que pueda confiar en Él.

Un Corredor Justo

Dios siempre acierta sus llamadas. La llamada más importante: haberle llamado al podio para que reciba su premio. En el mundo de los deportes, si la autoridad le llama campeón, usted es el campeón. Dios le ha llamado vencedor, y si Él le llama vencedor, entonces usted es un vencedor. No importa que muchas personas le llamen de muchas maneras. Ni siquiera es tan importante como usted se llame a sí mismo. Usted ha sido justificado o hecho justo en los ojos de Dios. Usted es un corredor justo porque Dios lo quiso así.

Fue completamente irrelevante lo que la gente pensó cuando España subió a la tarima. A algunos no le gustó. A otros ni siquiera les importó. Sin embargo, cuando el presidente de la FIFA les reconoció como campeones y les entregó la Copa Mundial, fue algo muy emocionante. “¡Ven, súbe a la tarima!” le dice Dios, “y recibe tu premio.” Confíe en Dios y las cosas comenzarán a voltearse a su favor. Después de todo, “El justo vivirá por la fe” (NVI: Gálatas 3:11).

[1] FIFA Detiene el Experimento de la Repetición Instantánea, Deportes CBC [http://www.cbc.ca/sports/soccer/story/2008/03/08/fifa-instant-replay.html], traducido del inglés. Revisado por última vez el 30 de septiembre de 2010.




Carpe Diem

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Era una bella mañana primaveral en el Sur de California. Me levanté tarde para correr antes de ir a trabajar. Mi ritmo era lento, aun más lento que el ritmo de maratón.

En la primera milla de la ruta, el alba se asomaba a través de una bruma grisácea, como la que aparece en la mayoría de las mañanas entre Mayo y Octubre. Las montañas de San Bernardino estaban a la vista, su silueta oscura en el trasfondo celeste del cielo pareciera haber sido dibujada por un artista con carboncillo sobre un lienzo.

Cerca al final de la primera milla, noté una fila de palmeras tras un parque a la izquierda de la calle. Cinco o seis de ellas se yerguen elegantemente en el horizonte. Con al menos 25 pies de alto, son la imagen que por excelencia define el cielo Californiano. Los otros árboles frondosos que se alinean a ambos lados de la calle crean una especie de toldo que da sombra a varias cuadras consecutivas. Sin autos circulando a esa hora de la mañana, pude correr sin ser perturbado, excepto por el gorjeo de los pájaros en lo alto del toldo verde y el sonido de rociadores de agua esparciendo vida sobre los jardines.

En la cuarta milla de la ruta, hay una escuela católica construida en ladrillo, al estilo arquitectónico de las universidades de la costa este del país y que se haya justo al lado de una pequeña capilla. Hay cinco árboles a lo largo del frente de la escuela que semejan cerezos japoneses. En época de primavera, están repletos de pequeñas hojas color rosa y lila; el contraste de las hojas contra el rojo del edificio valía la pena una fotografía. A eso de las 6 a.m., el sol brillante y la luna en cuarto menguante colgaban en lados opuestos del firmamento. Las imágenes capturadas por mi mente a lo largo de esa ruta me llenaron de gozo el resto del día.

Pero algo me sacudió en el momento que finalizaba mi sesión de ejercicio: ¡había observado mis alrededores con detalle! He corrido, caminado, conducido o montado en bicicleta por esa misma ruta cientos de veces. ¿Por qué no había notado el sol y la luna simultáneamente al amanecer, o el toldo verde que forman los árboles?

¿Cuántas veces han pasado desapercibidos los pequeños detalles de todos los días? En nuestros horarios frenéticos tratando de "vivir" nuestras vidas ocupadas, nos dejamos enredar por miles de actividades. ¿Cuántas veces hemos olvidado apreciar la belleza de nuestros alrededores? Cada día es una oportunidad de contemplar la creación, sin importar tu ruta o rutina, y especialmente si estás estancado espiritualmente.

"Esto ha sido obra del Señor, y nos deja maravillados. Éste es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él." Salmos 118:23-24 NVI.

Es fácil prestar atención cuando se corre a través de calles nuevas, un nuevo sendero, o cuando se viaja. Podemos argumentar que si el ipod esta encendido o corremos con un compañero ambos serían distracción. Pero después de tomar el mismo rumbo en tantas oportunidades, uno debería conocer todas sus maravillas.

Date unos momentos hoy y permite que tus sentidos estén en sintonía de la maravilla de un día nuevo, en la evidencia palpable de que nuestro creador existe; baja la velocidad y trata de apreciar la belleza de tu trayecto. Te aseguro que te sorprenderá lo que vas a descubrir y el gozo de "agarrar el día" quizás perdure hasta el día siguiente.


La Fuente del Poder

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En febrero del 2010 corrí mi primera maratón. La atmósfera estaba cargada de emociones cuando más de 20,000 corredores se alistaban en sus líneas de partida. Mientras que esperaba por la largada, no podía dejar de pensar en el número de horas que todos los atletas habían invertido hasta llegar al evento. Aguardando impacientemente, trataba de hacer las matemáticas en mi mente, pero no me podía concentrar en otra cosa que no fuera el sonido de la pistola de salida. Para matar la curiosidad, hice los cálculos después, con la cabeza más fría.Vladimir Lugo, SurfCity USA 2010 Yo estuve entrenando alrededor de 120 millas por mes durante los cuatro meses previos a la carrera. A un promedio de 9.5 minutos por milla, esto es equivalente a más de 75 horas corriendo. Si asumimos que los demás corredores entrenaron a este ritmo y siguieron un calendario similar, este número sumaría más de 1.5 millones de horas, o 62,500 días, o más de 170 años de preparación colectiva.

En nuestros cuatro artículos anteriores, hemos estado explorando los conceptos del poder y la fuente. Hemos establecido que el poder para competir en una carrera tan exigente como una maratón, viene de las cosas pequeñas, invisibles, e incluso secretas, que hacemos durante nuestro entrenamiento. La lista de estas cosas incluye ciertamente el correr más kilometraje, pero también cosas como nutrirse con los alimentos correctos y otros entrenamientos como pesas y estiramiento. Los que participamos en la maratón de febrero ciertamente llenamos los encabezados de los periódicos locales, sin embargo, ningún artículo hizo mención de los 170 años invisibles del correr colectivo que nos dieron a los participantes tal poder para competir y también llenó los aires de un gozo, una expectativa, y una esperanza muy estimulantes.

Come, y Come con Frecuencia
Antes de la carrera, le pedí a un compañero de trabajo, quien ha completado más de 200 eventos competitivos, que me diera un consejo de último minuto. Me dijo: “Come, y come con frecuencia.” De vuelta en la línea de partida, sus palabras abordaron mi mente desplazando mis cálculos matemáticos. Le grité aterrorizado a mí hermano, quien me acompañaba para verme salir: “¡Se me olvidó toda mi comida! El desayuno. Los bocadillos para el camino. ¡Todo!”

Había olvidado mi fuente de poder. Quisiera culpar a mi ansiedad anticipatoria, a mi edad y predisposición a olvidarlo todo (ya que todo el mundo culpa al almanaque por lo olvidadizo que somos), o a mi falta de experiencia. Me sentía preparado para corre pero no para hacerlo sin comida. Muy dentro de mí supe que esto me iba a pasar factura más adelante. Y más adelante sucedió como en la milla 18 cuando mi nivel energía de desplomó rápidamente. Había golpeado el temido muro. Durante las siguientes cuatro millas me convertí en un limosnero pedigüeño, y sin vergüenza comencé a rogar por comida a todos los que pasaban, a los espectadores, a los residentes que miraban la carrera, y hasta al camino: a lo mejor alguien dejó caer una galletita a medio comer. Nunca antes en toda mi vida había estado tan hambriento.

A veces escucho a la gente quejarse acerca del ir con tanta regularidad a la iglesia, o la reunión de oración, o al estudio bíblico. Si piensas que ir a la iglesia en Semana Santa, el Día de las Madres, y Navidad es suficiente, trata de correr una maratón en ese mismo horario de alimentación. Necesitamos nuestra provisión regular de combustible espiritual para que nos sostenga todo el camino. Y regular significa con frecuencia; y con frecuencia significa por lo menos diariamente. Cuando los seguidores de Jesús le pidieron que les enseñara a orar, él les respondió: “Danos hoy nuestro pan de cada día” (RVR60: Lucas 11:3 – entre otras cosas). Y cuando estuvo tentado a renunciar, también nos recordó: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (RVR60: Mateo 4:4). Nunca se olvide de su fuente espiritual. “Come, y come con frecuencia” fue la clave que me ayudó a perder peso y me introdujo a una vida más saludable. Pudo haber sido la clave para tener un mayor rendimiento en mi primera maratón, pero con seguridad, es la clave para tener una carrera de la fe de mayor duración, mayor poder, y mayor gratificación.

Come de tus Propias Provisiones
La provisión llegó por allá en la milla 22. El evento tenía estaciones de agua oficiales apostadas a lo largo de la ruta pero no había comida sólida sino hasta el último retorno. Para ese entonces, ya yo estaba tan desesperado que me empaqué cuatro galletas energéticas en la boca al mismo tiempo, a tal punto, que no podía respirar, y por lo tanto, no pude seguir corriendo. Por primera vez en toda la carrera había perdido mi ritmo y comencé a caminar para poder masticar. No pasó mucho rato antes de que todos los marcadores de tiempo me fueran dejando atrás, o por lo menos eso me pareció. Entonces fue cuando la parte de “con frecuencia” tuvo sentido para mí; no debí haber esperado tanto tiempo.

Había confiado en la fuente de poder de alguien más. Pensé que iba a encontrar las mismas comidas y en las mismas cantidades durante la carrera, basándome en mi experiencia corriendo la media maratón el año anterior. Pero esta era una carrera diferente y yo no estaba listo. Todo lo que mi hermano pudo ofrecerme al comenzar a correr fue un paquete de gel energético. ¡Muchas gracias, hermano! De verdad que lo aprecio muchísimo… pero eso sólo me sostuvo por la primera hora.

No dependa de los demás para que le llenen, emocionalmente o de ninguna otra manera. He conocido a personas que constantemente necesitan la aprobación, la retroalimentación, y la aserción de los demás para sentirse en poder, satisfechos o seguros, o incluso sentir que tienen algún valor. El valor suyo no depende de lo que otros piensen acerca de usted ni del qué dirán, sino de lo que Dios piensa acerca de usted. Tampoco dependa de lo que su caminar tenga para ofrecerle. Nuestra vida está llena de toda clase de retos. No permita que las relaciones rotas, la crianza de un adolescente, el desempleo o un nuevo empleo, o los cambios en sus condiciones físicas, ya sean por la edad o por una enfermedad, dicten cuál ha de ser su fuente. “Nuestro Dios es como un castillo que nos brinda protección. Dios siempre nos ayuda cuando estamos en problemas” (TLA: Salmos 46:1). Otros podrán orar por usted, pero ¿ora usted mismo? Otros le podrán enseñar, pero ¿estudia usted por cuenta propia? Haga de Dios su fuente y asegúrese que usted mismo venga delante de él regularmente para recibir su porción constante de bien, porque “Dios es quien nos da todo lo bueno y todo lo perfecto” (TLA: Santiago 1:17a).

Come Mientras Entrenas
Seguramente se estará preguntando: ¿Terminaste? Mi compañero de entrenamiento me dijo una vez: “Tu única meta para la primera maratón es terminarla.” Pues sí. Terminé con más fuerzas y más ánimo de los que tenía al comenzar. Pude, como decimos, “botar el resto” para cruzar la meta y aún así pensar en participar otra vez. Incluso me puse a hacer carreras con mi hermano a ver quien llegaba primero al carro. Con todo, mi demandante yo sabía que pude haber hecho un mejor trabajo. Al reflexionar en mi experiencia, me di cuenta de algo crítico:

Había entrenado sin fuente de poder. Nunca me hice el hábito de entrenar mientras comía, ni mucho menos de comer mientras entrenaba. Con la excepción de mis carreras de entrenamiento por sobre las 18 millas, solamente llevaba conmigo agua, pero ningún combustible sólido. No sabía qué era bueno comer para que mi cuerpo respondiera durante el entrenamiento, y se debe entrenar el comer, y el comer con frecuencia, para que el día de la competencia, el comer también sea natural. Asegúrese de probar distintas comidas (frutas, proteínas, granolas, o panes integrales), en distintas presentaciones (gels, píldoras, gomitas, o barras), durante distintos tipos de entrenamiento. Una rata metabólica basal de 2,000 calorías por día sugiere que su cuerpo estará en la capacidad de procesar de 240 a 280 calorías por hora de entrenamiento, dependiendo de la intensidad y de su propio peso. Usted debe recuperarlas cada hora para que su rendimiento sea óptimo y para garantizarle a su cuerpo una provisión continua de poder.1

Todo tiene que ver con el acondicionamiento. Acondiciónese con las cosas invisibles del espíritu para que atraviese las pruebas con fuerzas. Jesús nos prometió: “…el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna” (NVI: Juan 4:14). Juan Piper dijo en una ocasión:

Dios es energía. Él es poder. Su personalidad irradia con infinita energía. Nunca necesita recargarse. Su sistema no necesita respaldo. Tampoco necesita enchufarse a ningún interruptor. El universo entero se enchufa en él.2

Si nosotros vivimos enchufados a Dios, tendremos acceso a su inagotable fuente de poder.

NOTES

[1] Por ejemplo, vea (en inglés) Los 10 Errores más Grandes que los Atletas de Fondo Cometen, por Nutrición Hammer, Accedido por última vez: Junio 04, 2010 (http://www.hammernutrition.com/hnt/1273/).
[2] Piper, Juan, (en inglés) “Yo Soy el que Soy” dice el Señor, Las Anotaciones de Piper, Accedido por última vez: Junio 04, 2010 (http://www.soundofgrace.com/piper84/091684m.htm).





La Fuente de lo Secreto

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En Febrero del año pasado, mi esposa y yo estuvimos unos días en la bella ciudad de Boston. El día en que llegamos, el clima era fabuloso: soleado y con una temperatura máxima de 50 grados Fahrenheit. Para el último día de nuestro viaje, el sol que habíamos escondido en nuestras maletas desde California había desaparecido. La temperatura había bajado a eso de 20 y tantos grados y había caído bastante nieve. Mientras caminábamos dentro de un almacén ubicado en el centro de la ciudad esa blanca mañana, luciendo la indumentaria para esquiar en las montañas californianas, una pareja que pasó a nuestro lado llevaba puesta ropa de atletismo.

Era obvio por sus caras sonrojadas y sus tenis mojados que recién habían terminado de correr. Mi esposa, asombrada, apenas pudo aguantarse unos segundos antes de hacerme la pregunta: ¿Cómo puede esa gente loca salir a correr en este clima? Una corta nota: mi esposa y yo hemos vivido en California por más de 20 años y crecimos en países tropicales; cuando la temperatura baja a 60 grados en Los Ángeles, ¡es excusa suficiente para usar gorros y bufandas!

Las historias de atletas que entrenan diariamente antes de que salga el sol o que lo hacen en condiciones climáticas extremas no son nuevas ni extraordinarias - aunque pueda parecer una locura para algunos. La mayoría de la gente diría que al comprometerse con una carrera uno simplemente necesita acomodar el entrenamiento necesario con el resto de sus actividades cotidianas. Otras personas tienen pocas alternativas: si viven en el centro de los E.E.U.U. y están entrenando para una maratón en Marzo, por ejemplo, necesitan correr distancias largas durante la época de invierno.

¿Pero que tal aquellas personas que entrenan y compiten en eventos bajo circunstancias exigentes, superando barreras que trascienden el clima o la geografía? El número de participantes en maratones y eventos de Ironman© discapacitados o en recuperación de enfermedades terminales parece seguir aumentando. En nuestro último artículo, el poder de lo secreto fue revelado. ¿Cuál crees tú que es la fuente de la Disciplina para esos valientes?

La fuente de la disciplina puede ser capturada con una sola palabra: Deseo. Remueve el Deseo del emprendimiento de cualquier empresa, y no sólo es prácticamente imposible llevarla a cabo, sino que está destinada a perecer o a convertirse en rutina. Mientras más desafiante sea la tarea, y más alto el premio o lugar que se busca en el podio de los victoriosos, con más intensidad debe desearse.

¿Es uno de tus anhelos el tener a Dios en tu vida permanentemente? ¿Deseas al Señor presente en cada aspecto de tu caminar cristiano? Deuteronomio 4:29 NVI nos expresa cómo debe ser nuestro anhelo: "Pero si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás."

Y el deseo de buscar a Dios encaja con las cuatro dimensiones de la disciplina cristiana de la siguiente manera:

1. La Oración (Entrenamiento)
Si en verdad sientes un deseo intenso por Dios en tu vida, en combinación con la disciplina en la oración, no hay razón para que no puedas acercarte a Él. Una situación interesante sale a florecer, sin embargo: debes desear la comunicación con El, pero la oración es acerca de los deseos de Dios en tu vida.

2. Estudiar las Escrituras (Nutrición)
Tus 'antojos' por la palabra de Dios deben motivarte a leer la Biblia con más frecuencia y buscar Su sabiduría (para nutrirte mejor) y poder mantener tu nivel de entrenamiento en el crecimiento espiritual.

3. El Ayuno (Auto-control)
Tu anhelo de vivir una vida de rectitud con Dios te permitirá controlar tu apetito por los malos hábitos y evitar distracciones en tu acondicionamiento.

4. La Reflexión, el Servicio, y la Alabanza (Cross-training)
El deseo de vivir una vida completa en Cristo debe incorporar también el deseo de servir, una necesidad de estudiar las Escrituras a fondo, y un ansia insaciable por alabar.


Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta. Salmos 63:1 NVI

¡El deseo persistente de tener al Señor en tu vida debería volverte loco! (en el buen sentido de la palabra, por supuesto); ese anhelo debe avivar tu disposición para levantarte media hora más temprano cada mañana para estudiar la Biblia, así como también tu voluntad para dejar a un lado el plan de viernes en la noche a cambio de servir a tus hermanos en la Iglesia.

Ahora que sabes la fuente de la disciplina (lo secreto), pregúntate a ti mismo: ¿Qué tan grande es mi Deseo por tener a Dios en mi vida?

El Poder de lo Secreto

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El diccionario tiene más de una docena de definiciones para la palabra secreto. Generalmente usamos esa palabra para referirnos a algo que debe mantenerse oculto o privado. Por naturaleza, a los seres humanos nos atrae lo secreto. Supongo que nos llena de emoción hasta cierto punto el tener información o conocimiento que otros no poseen. En efecto, uno de los libros más vendidos en la historia se titula 'El Secreto'. Cuando lo compré, yo también deseaba saber cual era ese secreto.

A atletas profesionales se les pregunta en algún punto en sus carreras, de una u otra manera, '¿Cómo lo haces?'. A veces la explicación no es muy extensa por miedo a revelar lo que en realidad en un “secreto” de su entrenamiento o metodología. En otras oportunidades, los medios de comunicación logran exponer lo que parecía oculto para el resto del mundo: sesiones de entrenamiento agotadoras con entrenadores ultra exigentes; rutinas diarias que requieren largas horas pisando asfalto, pedaleando, o nadando en la piscina. ¡Termino cansado con solo escuchar la cantidad de ejercicio al que se someten!

Los atletas entienden el poder de lo secreto y no se fían únicamente del talento innato. Por ejemplo, Tiger Woods golpea bolas de golf de tres a cuatro horas casi a diario; Michael Phelps dedica cinco horas diarias a nadar. Todos los corredores que conozco tratan de correr con otros de mejor nivel y entienden el valor de 'cross-training' con otros deportes. Y todos los corredores que conozco están informados acerca de la nutrición, se preocupan por alimentarse correctamente, y tiene en mente descanso y recuperación mientras entrenan. No quisiera simplificar, pero creo que los atletas muestran de que están hechos y lo hacen ver fácil en los ojos del espectador usando un solo ingrediente secreto: Disciplina.

Y todo esto encaja perfectamente con el concepto del acondicionamiento espiritual. La Biblia lo presenta de la siguiente manera en Hebreos 12:11 NVI:

“Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.”

Una vida espiritual activa requiere que seamos disciplinados en nuestro entrenamiento espiritual en privado, para demostrar nuestra madera en público, y recibir la recompensa del Reino. El poder de la disciplina debe ser aplicado a:

1. La Oración (Entrenamiento)
Nuestra fe de que Dios esta presente en nuestra vida diaria requiere oración, especialmente cuando ese tiempo de oración esta enfocado y se hace en privado. Mateo 6:6 NVI nos dice: “Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.”

2. Estudiar las Escrituras (Nutrición)
La palabra de Dios contiene todos los nutrientes necesarios en nuestro entrenamiento como Cristianos – aún aquellos nutrientes que son invisibles. Sincronizado con la oración, el estudio de la Biblia nos llevará al siguiente nivel de rendimiento espiritual.

3. El Ayuno (Auto-control)
Abstenerse de ciertas actividades es una manera de ayunar, de fortalecerse mentalmente y asegurar resultados óptimos. Mateo 6:17-18 agrega lo siguiente a este concepto: “Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino sólo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.”

4. La Reflexión, el Servicio, y la Alabanza (Cross-training)
Si deseamos mantenernos en buena forma espiritualmente, debemos practicar otras disciplinas además de orar y leer la Biblia. Reflexionar en la palabra, ser servicial a nuestros hermanos, y la alabanza en privado son excelentes formas de elevar nuestro rendimiento espiritual.

El primer libro de Timoteo 4:8 NVI resume la fuerte relación que existe entre estar en forma física y espiritualmente, y la recompensa esperada después de la carrera:

“Pues aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que incluye una promesa no sólo para la vida presente sino también para la venidera.”

Ahora que sabes cual es el secreto y el poder del mismo en tu vida, ¡asegúrate de compartirlo!

La Fuente de lo Invisible

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Algunas preguntas importantes quedaron pendientes de mi artículo previo, El Poder de lo Invisible. Estas son preguntas que los corredores principiantes o aquellos que comienzan un nuevo plan de ejercicios me hacen con frecuencia: ¿Por qué no tengo suficiente energía? ¿Por qué no soy tan fuerte? ¿Por qué no me puedo recuperar tan pronto como debiera después de una carrera de larga distancia? Me gustaría proponer una idea no con la intención de sobre-simplificar este tema tan complejo, sino la de ofrecer una posible explicación.

Todo tiene que ver con las fuentes. Muchos de nuestros procesos fisiológicos críticos son sostenidos y optimizados por las cosas que comemos. Una dieta balanceada que incluya los tipos correctos de alimentos y suplementos le proveerán al cuerpo lo esencial para su mejor funcionamiento. Permítame explicarme más a fondo usando los mismos tópicos discutidos en el artículo anterior.

ATP te da más energía
El fósforo, uno de los elementos básicos del ATP, es el segundo mineral más abundante en el cuerpo – siendo Calcio el más abundante. De allí que se haga necesario el suplir al cuerpo con fósforo mediante una nutrición correcta. El ATP se sintetiza de los tres grupos de alimentos. La producción de ATP es otra buena razón para tener una dieta balanceada, que incluya carbohidratos provenientes de frutas, vegetales, y granos integrales, proteínas, principalmente de los frijoles y derivados de la leche, y grasas, especialmente las ricas en ácidos grasos como el pescado y las nueces y semillas. Coma bien y tendrá un nivel sostenido de energía ATP a lo largo del día.

D te hace más fuerte
La vitamina D se produce naturalmente por la exposición a los rayos ultravioletas de tipo B (UVB) emanados por el Sol. El correr es una excelente fuente de vitamina D. Quince minutos, tres veces por semana, pueden producir la dosis diaria recomendada – 1000-3000 (UI). Otras fuentes incluyen la leche fortificada con vitamina D y derivados de soya, el pescado enlatado, y las espinacas. Los vegetales de mayor contenido en vitamina D son los champiñones, los cuales proveen 400 UI por porción. Es verdad, corra, coma sus espinacas y hongos, y será tan fuerte como Popeye.

EGCG te protege más
Muchos antioxidantes como el Gelato de Epigalocatequina o EGCG ayudan su sistema inmunológico a mantener niveles elevados de protección y recuperación rápida para combatir el daño celular, ya sea muscular o de cualquier otro tipo. Tome mucho té verde el cual está naturalmente enriquecido con EGCG. Esto le ayudará a “bajar el colesterol, bajar de peso, y proteger su piel del daño solar”1 cuando salga a correr para tomar su dosis de vitamina D. Otros antioxidantes incluyen las vitaminas C y E, y otras fuentes alimenticias, tales como las fresas y moras, los granos integrales, los frijoles, las espinacas y el repollo. También es recomendable tomar ciertos suplementos nutricionales para incrementar nuestra ingesta diaria de antioxidantes.

Fuentes Invisibles
Así como he identificado las Fuentes de ATP, D, y EGCG, el mismo concepto aplica a nuestra carrera de la fe espiritual. Necesitamos hacernos las preguntas: ¿Cómo obtenemos las cosas invisibles del espíritu? ¿Dónde adquirimos el equipo que necesitamos cargar para correr la carrera de la fe? ¿Cuál es la fuente de los valores espirituales que nos impulsan, nos fortalecen, y nos protegen? Si sigo la misma línea de pensamiento del artículo anterior con referencia a 1 Tesalonicenses 1:3, ¿Cómo obtenemos fe? ¿Cómo obtenemos amor? ¿Cómo obtenemos esperanza?

La Fuente de Fe. La fe depende de las promesas que se cumplen. Usted sabe que le van a pagar su salario el viernes porque la compañía para la cual trabaja prometió pagarle cada dos semanas y así lo hecho por los últimos cuatro años. Sabe que obtendrá su grado universitario si completa los requisitos académicos porque la institución donde estudia ha garantizado la promesa de graduación por más de cincuenta años. Nuestra fe en Dios también depende de sus promesas. Esto es precisamente lo que escribiera San Pablo, “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (RVR60: Romanos 10:17). La palabra de Dios es verdad. Él ha hecho una gran labor cumpliendo sus promesas en el pasado. Él seguirá cumpliendo sus promesas en el futuro. Necesitamos nutrir nuestra carrera de la fe tomando una buena dosis diaria de la palabra de Dios.

“…no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del SEÑOR.” (NVI: Deuteronomio 8:3).

La Fuente de Amor. El amor depende de las relaciones satisfactorias. Usted sabe que cuando comparte palabras tiernas y actúa con respeto y admiración hacia su pareja, fortalece su relación amorosa. Sabe que su amigo o amiga en el hospital le apreciará mucho más por estar con él o con ella cuando más le necesitaba. Incluso puede ganar nuevos amigos inesperadamente si sigue el consejo de Jesús: “Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, [y] oren por quienes los maltratan (NVI: Lucas 6:27-28). Recuerde que Dios es amor, y que puede amar sólo porque él le amó primero. Necesitamos nutrir nuestra carrera del amor compartiendo con Dios palabras tiernas y acciones de admiración y respeto hacia él y atendiendo las necesidades de los menos favorecidos.

“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón… [y] ama a tu prójimo como a ti mismo.” (NVI: Marcos 12:30, 31)

La Fuente de Esperanza. La esperanza depende de los planes recompensantes. Usted sabe que puede planear su progreso en el trabajo adquiriendo habilidades nuevas que le harán más valioso en lo que hace. Sabe que puede mejorar su salud, por ejemplo, cuidando de lo que come e incluyendo las fuentes de ATP, D, y EGCG en su dieta. Los planes son necesarios para dirigirle, para inspirarle, y para ayudarle a alcanzar su potencial. Dios también tiene planes para su vida. Descubrirlos es su propia aventura. Necesitamos nutrir nuestra carrera de la esperanza buscando a Dios y entendiendo los planes que él ha preparado para nosotros. Él ha prometido:

“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” (NVI: Jeremías 29:11).

La práctica hace al maestro. Esto es cierto también cuando practicamos las virtudes invisibles del espíritu. Permanezcamos en la promesa de que Dios tiene buenos planes para nosotros. Este entendimiento nos ayudará a ejercitar nuestra fe, amor, y esperanza a la vez que nuestra energía, fuerza, y resistencia se multiplica.

[1] Kidder, David S., et. Al., Epigallocatachin Gallate, The Intellectual Devotional Health (Rodale Books).




Vladimir Lugo

vlugo@race-of-faith.com

El Poder de lo Invisible

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Ojalá que nuestra rutina diaria incluya un buen balance de actividades para el cuerpo, la mente, y el espíritu. Por supuesto que mi actividad favorita en esta categoría es correr. Correr me permite meditar, ejercitarme, y orar al mismo tiempo. Me permite estar en contacto conmigo mismo, con mis alrededores, y con Dios. Me hace consciente de la conexión profunda que hay entre lo que siento, lo que percibo, y lo que no puedo ver. Después de todo, las repeticiones visibles de zancadas, contracciones abdominales y balanceos de brazos, son solamente posibles mediante mecanismos invisibles: la interacción compleja de células, químicos y bioenergía. La capacidad real de nuestros cuerpos para propulsarnos depende del poder de lo invisible. Analicemos brevemente algunas de estas cosas que nos permiten movernos pero que no vemos a simple vista.

ATP te da más energía
El Adenosín Trifosfato o ATP es un nucleótido fundamental formado por adenina, ribosa y tres grupos de fosfato. De acuerdo al Diccionario Médico Bantam, “Los enlaces químicos de los grupos de fosfato almacenan la energía necesaria para la célula; para la contracción muscular: esta energía se libera cuando se desdobla el ATP”1 en sus componentes más simples. Las fibras musculares de contracción rápida pueden también desintegrar ATP rápidamente para producir energía. La energía que se libera por esta reacción metabólica fisicoquímica se traduce en todo el movimiento corporal levado por los huesos y las coyunturas.

D te hace más fuerte
La Vitamina D o en su forma más común en el cuerpo humano, colecalciferol, es un grupo de grasas solubles de la familia química de los esteroides. Es responsable primordialmente por la absorción y el transporte del fósforo y del calcio desde los intestinos al sistema sanguíneo. Promociona la mineralización normal de los huesos incrementando la densidad ósea. También aumenta el tamaño de las fibras musculares de contracción rápida, las cuales se encuentran primordialmente en los músculos esqueléticos, elevando así la fortaleza muscular. La Vitamina D es el enlace entre la energía (fósforo) y la fuerza (calcio), lo cual resulta en un mejor rendimiento atlético, tal como lo confirman ciertos estudios médicos recientes2 Ayuda a correr más rápido y distancias más largas, con menos lesiones, y con una recuperación más rápida.

EGCG te protege más
El Galato de Epigalocatequina o EGCG es un éster que se encuentra en muchas plantas y variedades de té. Tiene propiedades antioxidantes potentes, las cuáles son de uso terapéutico, incluyendo el tratamiento de ciertas formas de cáncer y SIDA. Los antioxidantes son necesarios para remover los radicales libres producidos durante la oxidación típica del metabolismo muscular durante el ejercicio. El sistema de defensa antioxidante del cuerpo utiliza EGCG y otros antioxidantes como parte de su respuesta inmunológica para sanar los tejidos dañados, incrementar la resistencia a la exposición repetida de radicales libres, protegernos de cualquier daño subsecuente y facilitar una recuperación más rápida.

Equipo Invisible
Estos y muchos otros procesos son las maravillas invisibles de nuestra complejidad fisiológica. Llevamos este equipo invisible a todas partes aún cuando ni siquiera estamos conscientes de su existencia. Lo que es fascinante es poder aplicar metafóricamente lo que ahora sabemos acerca de estos procesos a nuestra carrera de la fe. Este es un tema amplio, el cual solo deseo introducir aquí. ¿Cuál es el equipo invisible que llevamos en nuestra carrera de la fe? ¿Qué otras cosas invisibles tienen un efecto natural en nuestras vidas? ¿Qué valores espirituales nos impulsan, nos fortalecen, y nos protegen? ¿Qué poder velado nos mantiene salvos de las lesiones de la vida? ¿Qué substancia oculta nos sana? ¿Qué verdad imperceptible nos restaura; nos libera?

El poder real de las cosas visibles reside en las cosas invisibles. San Pablo escribió, (RVR60: 1 Tesalonicenses 1:3):

“acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza”

La obra de la fe. La fe es de hecho el ejercicio de tu carrera, como el ejercicio físico que haces al correr gracias al poder invisible que te ha sido dado. La fe invisible te hace ir al trabajo cada día; te hace comprar boletos de avión para tus vacaciones del mes que entra; te hace matricularte en tu próxima carrera en cuatro meses o en tu próximo semestre de universidad. La fe invisible hace una obra ahora de las cosas que todavía no puedes ver. La fe invisible te da energía.

El trabajo del amor. El amor es lo que hace que tus fibras musculares de contracción rápida trabajen. El amor invisible te hace compartir palabras de sabiduría y aliento a tu esposa; te hace ir al hospital a las 3:00 a.m. a visitar a un amigo que sufrió un accidente; hace que te importe tu vecino. El amor invisible te hace más fuerte.

La resistencia en la esperanza. La esperanza remueve los radicales libres que pueden dañar tu visión a largo plazo. La esperanza invisible te hace esperar, valga la redundancia, por esa promoción laboral que todavía no te han ofrecido; te hace ver tu cuerpo sano más allá de tu presente enfermedad; hace que prevalezcas sobre la adversidad en aras de tiempos mejores. La esperanza invisible te protege más.

“Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor” (NVI: 1 Corintios 13:13). ¡Recuerda tener tu equipo preparado y depender del poder de lo invisible!

[1] Urdang, Laurence, The Bantam Medical Dictionary (Mass Market Paperback), p. 61.
[2] Asp, Karen, Running on D, Runner’s World Magazine, Dec 2009, p. 36-37.



Vladimir Lugo

vlugo@race-of-faith.com

Audífonos Espirituales

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Era una hermosa mañana del mes de enero en el Sur de California. Diáfana, soleada, brillante, y de cielos muy azules; la nieve copaba la cima de las Montañas de San Bernardino y una brisa suave bajaba refrescando el aire del valle. El día perfecto para salir a correr. Cada zancada valía la pena mientras corría la carrera más larga de toda mi vida como parte de mi preparación para la maratón de Surf City USA 2010. El día era también perfecto para escuchar mi música de adoración favorita y para meditar en mi experiencia. Quiero compartir algunas de las cifras de ese día con ustedes:


¡Ciertamente los números son impresionantes cuando se miran así! Sin embargo, mi carrera casi se daña, pero no por los números grandes de la tabla. No fueron el número de zancadas que hice, ni el número de veces que obligué a mi corazón a latir, ni el número de pies que tuve que escalar. Ni siquiera fue lo frío que estuvo el día, o las veces que tuve que agacharme a agarrar agua con mis piernas cansadas, o cuantas horas me tomó terminar la carrera. Lo que realmente me fastidió fueron los números pequeños. Sí, tal vez las dos ampollas en los pies, pero mucho más me molestó el par de audífonos necios que no se me quedaban en los oídos y me dejaron las orejas irritadas.

Peleé contra mis audífonos para que se quedaran enchufados. Los empujé. Los enrosqué. Los atornillé. Los aguanté con mis dos manos. Los amarré alrededor de mis orejas. Los envolví con mi bandana. Halé los cables por sobre mi camiseta. Cambié la posición de mi iPod. Y repetí todos y cada uno de estos métodos una y otra vez sin mayor éxito. En la repetición del ejercicio no solamente se me irritaron las orejas sino también el espíritu.

Paradójicamente, mi actitud de adoración se deterioraba porque no podía escuchar continuamente las canciones de adoración. Entonces me acordé de un verso de una canción, el Cantar de los Cantares de Salomón, que dice: “Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor” (2:15 NVI). Allí supe que tenía que atrapar a mi “pequeña zorra,” controlar mi lucha contra mis audífonos indefensos, y corregir mi actitud para poder disfrutar el resto de la carrera que tenía por delante.

Muchos de nosotros nos molestamos de manera muy similar por las cosas más pequeñas. Algunas situaciones son tan típicas que ya pertenecen al Salón de la Fama de la Molestia, tales como el apretar la pasta de dientes en el lado incorrecto, dejar los zapatos atravesados en las escaleras, o cambiar las tijeras de su puesto apropiado. Se nos olvida que lo “incorrecto, ” “atravesado,” o “apropiado” depende de nuestra propia percepción de las cosas. Pero aún más importante, se nos olvida que nuestra actitud hacia las cosas pequeñas pueden arruinar nuestra carrera de la fe, la armonía en nuestros hogares, la paz de nuestras relaciones, y desviarnos de nuestro propósito en la vida y de nuestras metas más fundamentales. Nuestra carrera de la fe está radiante; debemos atrapar los pequeños desplaceres que destruyen nuestra carrera.

Pico Cucamonga, fotografía por Vladimir Lugo

Mientras me acercaba al Pico Cucamonga cerca de la milla seis, un pensamiento abordó mi mente y me acompañó el resto del camino; una inspiración que me ayudó a atrapar mi “pequeña zorra.” ¿Cuándo fue la última vez que se me irritaron los sentidos espirituales por mi insistencia de escuchar a Dios? ¿Cuándo fue la última vez que medité en sus palabras con la intensidad de empujarlas, enroscarlas, y atornillarlas en mi alma? ¿Cuándo fue la última vez que le importuné con mis oraciones y esperé hasta que me respondiera? Es por eso que el primer mandamiento dice:


Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades (NVI: Deuteronomio 6:4-9).

Toma tus audífonos espirituales con todas tus fuerzas para grabar, inculcar, hablar, atar, marcar, y escribir la alentadora palabra de Dios en tu corazón. Ama a Dios con dedicación, insistencia, perseverancia, devoción, completamente y voluntariamente. No puedo recordar si mis audífonos finalmente se quedaron en mis oídos, pero ciertamente terminé mi carrera fortalecido al escuchar su palabra en mi espíritu. A veces quisiéramos que Dios nos mostrara los grandes logros, el esfuerzo que nos va a tomar, si sufriremos en el proceso, cómo será la atmósfera de ese momento, cuán rápidamente alcanzaremos nuestras metas, o cuánto dinero nos vamos a ganar. Sin embargo, y mucho más frecuentemente de lo que pensamos, Dios no se impresiona con los números. Él nos habla en las cosas más simples, en los pequeños ajustes, en el siguiente paso insignificante, en las acciones invisibles. Pequeñas palabras como la que hoy comparto para animarles.

Usa tus “pequeñas zorras” para aprender el valor espiritual de las cosas y para ajustar tu actitud para el resto de tu carrera. Lucha para mantener tus audífonos espirituales enchufados. Mantente escuchando. Después de todo, hay mejores audífonos que los que vienen con tu iPod.



Vladimir Lugo

vlugo@race-of-faith.com

Entrevista con un Atleta Elite (Parte 3)

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Esta es la tercera parte de la entrevista con Hernán Rubiano.

JO: ¿Qué o quién te motiva para continuar siendo un atleta elite?

HR: En este momento en mi carrera, es un desafío personal el saber que puedo alcanzar metas que no pensé que fueran posibles. Si uno se lo propone lo puede hacer. Y mi motivación ha cambiado con el tiempo - al principio era casi un juego. Solía entrenar casi inconscientemente. Ahora, me reto diariamente para dar lo mejor de mí todos los días.

JO: ¿Dónde o en quién buscas inspiración?

HR: Me inspira ver a otros atletas ganar, campeones como Alistair Brownlee. Y cuando observo mis propias competencias anteriores y eventos en los que he participado, sé que es posible para mí ganar. ¡La sensación de ser ganador es increíble! Cuando gano un evento, se me olvidan las dificultades que pasé para llegar a la tarima de vencedores.

JO: ¿Cuáles fueron los factores que contribuyeron para que consiguieras un patrocinio a nivel elite?

HR: Creo que fue una combinación de dos factores: mis sueños y visualizar que puedo alcanzar un nivel elite en el deporte, y el capitalismo. Empecé a ganar y eso atrajo a un patrocinador. Los atletas profesionales se pueden convertir, sin embargo, en productos de consumo. Una vez el rendimiento baja, o los resultados no son lo esperado, el patrocinador se retira. Trato de no pensar en eso para mantenerme motivado.

JO: ¿Qué se siente vivir del deporte?

HR: Es muy gratificante, en especial porque el atleta elite tiene excelente calidad de vida. Las necesidades básicas son satisfechas a un nivel óptimo. Y existe una disciplina diaria y un enfoque en llegar a la excelencia en una sola cosa, un solo deporte. La parte difícil es el mantener el equilibrio entre la confianza en sí mismo que es muy necesaria, y permitir que el ego tome el control cuando se gana a nivel profesional.

JO: ¿Cuál es tu entrenamiento a nivel mental?

HR: Tengo que estar enfocado todo el día, y eso implica un nivel alto de concentración porque debo usar mi mente y mi cuerpo. Uno de mis ejercicios mentales es aislar momentos específicos mientras estoy en una competencia. Grabo esos momentos en mi memoria y luego los repaso mentalmente con el objetivo de mejorar. También medito para aclarar la mente, aunque no lo hago con la frecuencia que debo. Un estado mental fuerte es crucial, sobretodo en esos momentos en los que quiero desistir y dejarlo todo a un lado en medio de una sesión de entrenamiento difícil.

JO: ¿Tienes algún consejo para alguien que esté pensando en empezar a practicar triatlón?

HR: Mi consejo es que empiecen con calma. Conozco varias personas que entraron al deporte con muchas ganas, y se gastaron una fortuna comprando todo el equipo; seis meses después, se hastiaron y desistieron del todo. El triatlón es un deporte gratificante, pero requiere de toda tu energía.

Carrera de la Fe aprecia el tiempo y la sinceridad de Hernán en compartir su filosofía y experiencias para publicación en este blog. Aun si Hernán usa una capa roja, un casco de ciclismo para correr, o se rehúsa a bañarse los días que compite, creemos que es uno de nuestros superhéroes.




Entrevista con un Atleta Elite (Parte 2)

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Esta es la segunda parte de la entrevista con el triatleta Hernán Rubiano. Hernán estuvo aproximadamente tres meses en el área de Los Ángeles entrenando con otros jóvenes atletas con el propósito de mejorar su desempeño en competencias y aprender de una reconocida entrenadora norteamericana. En el trascurso de esos tres meses, estuvo un par de veces en mi casa antes de regresar a su recordada Bogotá.

JO: ¿Cuál es tu rutina de entrenamiento?

HR: La intensidad y tipo de ejercicios varían entre mi entrenamiento normal en Colombia y el que estoy haciendo en E.E.U.U. La frecuencia y el tiempo destinado al entrenamiento es el mismo. Entreno siete días por semana, con un día de descanso cada 3 semanas. Durante cuatro días de la semana entreno para 2 de los 3 deportes; los restantes, entreno para los 3 deportes en el mismo día. Un día de 'trabajo' normal va más o menos así: estoy en la piscina a las 6 a.m. para una sesión de natación y ejercicios hasta de dos horas (en el Sur de California, puedo entrenar en el mar). Desayuno, descanso y luego me monto en la bicicleta a eso de las 11 a.m. Dependiendo de lo que la entrenadora haya planeado para mí, puedo hacer ciclismo de fondo o contra-reloj. Justo después, hago trabajo de velocidad en la pista de atletismo. Eso es seguido de estiramiento y la cena. Duermo por lo menos 8 a 9 horas diarias y tomo siesta dependiendo de los horarios.

JO: ¿En cuál de los tres deportes eres más fuerte? ¿Prefieres uno de los tres?

HR: La primera pregunta es difícil de contestar. Cada competencia es diferente; puedo desempeñarme mejor o peor de lo que esperaba en cualquiera de los tres deportes en un evento. En cuanto a la segunda pregunta, no tengo preferencias. Disfruto el triatlón como un solo deporte.

JO: ¿Cómo es tu dieta, sobre todo en relación a las exigencias de tu entrenamiento? (Antes de que lean la respuesta de Hernán, ¡soy testigo de que él come cualquier cosa que le pongan en frente!)

HR: ¡Como de todo! Tengo que planear muy bien mi alimentación a través del día, así que cargo comida para todos lados. Mi enfoque es en consumir mucha proteína. Sin contar el refrigerio antes de la natación, el desayuno después de nadar, y la cena cuando termina el día, consumo 5 botellas grandes de agua, un banano, una barra de proteína, y cuatro gels para energía. También tomo suplementos vitamínicos, minerales y aceites naturales.


¿Cuántos pares?
En los primeros 9 meses del 2009, Hernán ya estaba usando su décimo par de zapatos para entrenar y su tercer par para competir. También se gasta una pequeña fortuna en protector solar ya que lo usa todo el año.


JO: ¿Qué es lo más curioso o extraño que te haya pasado durante una competencia?


HR: Durante mi primera competencia, corrí casi un kilómetro antes de darme cuenta que todavía llevaba puesto el casco de ciclismo. En la parte de natación en el último campeonato suramericano, un participante me agarro el traje y le hizo un roto. Tuve que terminar el resto de la competencia con una nalga al aire. Se me han caído varias uñas de los pies durante la misma competencia y he corrido con tenis empapados de sangre por ampollas que se revientan mientras corro (aunque eso es común en triatlón). Lo más serio que me ha pasado: me quebré el pulgar derecho al caerme de la bicicleta durante una competencia – aunque con mucho dolor, pude terminar.

JO: ¿Tienes una oración en particular o alguna rutina antes de empezar una competencia?


HR: Tengo varias rutinas que sigo inconscientemente. Una de ellas es que preparo una lista de todo lo que necesito antes de una competencia porque me desagrada mucho que se me olvide algo. Otra es que nunca me baño en los días que compito.






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