Punto de Equilibrio (Parte 2)

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Los pasos a continuación explican el proceso mediante el cual yo pude retomar mi punto de equilibrio personal:

PASO 1: Convénzase
Su propósito en la vida no estará completo si usted no cuida de su cuerpo. Para correr la carrera de la fe es necesario que preserve su cuerpo en la mejor condición física posible, de tal manera que no solo esté en la capacidad de correr su mejor carrera, sino que también pueda animar a otros en su progreso. NVI: Filipenses 1:24-25 dice: “pero por el bien de ustedes es preferible que yo permanezca en este mundo. Convencido de esto, sé que permaneceré y continuaré con todos ustedes para contribuir a su jubiloso avance en la fe.”

Aunque parezca extraño, el concepto de entropía me ayudó a entender mi condición y me motivó a tomar acciones. Nada cambia sin esfuerzo. No podía pretender que aquello que tomó años en desmejorar se podía arreglar de la noche a la mañana. Esos comerciales que prometen ayudarle a ponerse en forma “sin dietas, sin ejercicios, sin esfuerzo” violan la segunda ley de la termodinámica y por lo tanto, son físicamente imposibles.


PASO 2: Descanse
Su propósito en la vida no llegará a su realización plena si usted siempre está cansado. No me había percatado de la conexión entre descansar y correr la carrera de la fe hasta que leí Proverbios 3:23-24: “Podrás recorrer tranquilo tu camino, y tus pies no tropezarán. Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo.” Ciertamente, cuando dormimos bien por la noche, tenemos piernas fuertes que nos protegen de tropezar, aparte de que también tenemos una mente clara que nos permite enfocarnos; y cuando tenemos una carrera enérgica, y un día productivo de competencia, tendremos además dulces sueños, cerrando el ciclo de esta manera.
Nuevos estudios médicos1 han demostrado que la falta de sueño está relacionada al sobrepeso. Me tomó todo un año recuperar el hábito de dormir cada noche. Antes de ese año, el haber regresado a una rutina de ejercicio no hizo gran diferencia para controlar mi peso. No fue sino hasta que comencé a dormir profunda y regularmente que empecé a notar la mejoría.


PASO 3: Organícese
Su propósito en la vida no se hará realidad si usted no hace buen uso de su tiempo. Tuve que sobreponerme a la excusa común del flojo: “Es que no tengo tiempo.” Descubrí que realmente tenemos tiempo para casi todas las cosas que nos proponemos hacer; solamente necesitamos organizar nuestras prioridades. He aquí un principio para que organicemos nuestras prioridades: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo” (RVR60: Lucas 6:38).

Muchas veces somos mezquinos con nosotros mismos. Cuando yo comencé a darle tiempo a mi cuerpo con un programa de ejercicio, me empecé a sentir más enérgico para el resto de mis actividades diarias. Cuando comencé a hacer la pausa para comer de acuerdo a un horario, aunque no tuviera hambre, empecé a sentirme más satisfecho y pude controlar mejor mi apetito. Cuando dediqué más tiempo para la oración, pude lograr muchas más cosas en el mismo período de tiempo.

PASO 4: Nútrase
Su propósito en la vida se verá afectado si usted no se alimenta de aquello que realmente le nutre. A mí me gusta completar LBLA: Deuteronomio 8:3 de la siguiente manera: “el hombre no sólo vive de pan…” sino también del agua, hierbas, frutas, vegetales, nueces, semillas, frijoles, lácteos y otras fuentes buenas de proteína. Coma estos alimentos regularmente y divídalos en cinco o seis porciones pequeñas durante el día. Nunca llegue a estar hambriento. Si tiene hambre, ya es demasiado tarde.2
El pasaje continua diciendo, “…sino que vive de todo lo que procede de la boca del SEÑOR.” No olvide nutrir su relación con Dios. Aliméntese de la fe, la esperanza, el amor, la gracia y la justicia. Aliméntese además del apoyo que otros le dan durante su carrera.


PASO 5: Muévase
Su propósito en la vida no andará si usted no lo echa a andar. Comience un programa de ejercicios y apéguese al mismo hasta que lo aprenda bien. Puede comenzar por caminar, por ejemplo, luego alterne el caminar y el correr en intervalos de 3:1 minutos, entonces incremente el tiempo de correr hasta que pueda correr continuamente por un par de millas antes de incrementar la distancia progresivamente.

Recuerde que el ejercicio físico no lo es todo. Es por eso que he compartido cinco pasos que integran el espíritu, la mente y el cuerpo. LBLS: 1 Timoteo 4:8 declara: “Es verdad que el ejercicio físico ayuda a que todo el cuerpo esté sano. Pero esforzarse en confiar cada vez más en Dios es mucho mejor, porque nos hace bien aquí en la tierra y también cuando vivamos en el cielo.”

Ya han pasado un par de años desde que inicié mi transformación. En el proceso, perdí 67 libras (30 kilos) y mudé la ropa de talla 40 a talla 31. Competí en dos carreras este año. No he usado medicamentos para las alergias en los dos años que han transcurrido y no he tenido un episodio de asma desde entonces. Mis dolores de espalda están bajo control. También comencé a escribir en este blog con mi amigo y compañero de carreras.

[1] Vea por ejemplo un artículo publicado por la revista electrónica Sólo Ciencia sobre “Insomnio y Sobrepeso.”
[2] Si desea información detallada sobre un programa de alimentación y ejercicios que le permita bajar de peso y sentirse mejor, por favor no dude en escribirnos.




Vladimir Lugo
vlugo@race-of-faith.com

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