Fortalece tus Rodillas (Parte 1)

Also available in English Also available in English

A mi esposa y a mí nos gusta ir al supermercado con regularidad para pesarnos. Allí tienen una de esas básculas que te imprimen un recibo con tu peso y tu Índice de Masa Corporal, el cual normalmente guardamos para darle seguimiento a nuestros éxitos manejando nuestro peso. Hemos estado en esta tienda muchas veces, pero por primera vez me di cuenta que tenían una revista de salud gratuita en formato pequeño. Tomé un ejemplar reciente para leerlo posteriormente mientras nos enterábamos que la báscula estaba dañada ese día.

Varios días después, me dio por leer la revista y encontré un artículo muy útil sobre cómo cuidar nuestras coyunturas apropiadamente para que permanezcan saludables por largo tiempo. Una frase en particular hizo que mis antenas espirituales se sintonizaran con una idea que se volvió persistente en mi mente desde entonces, y que decidí compartir. La frase fue la siguiente:

“Como el fulcro de tanta actividad,
la rodilla es altamente susceptible a las lesiones...”
Esfuerzos Acoyuntados, MediZine’s Vida Saludable, Otoño 2009, p. 8


Todo corredor sabe lo importante que son nuestras rodillas para responder a las exigencias de este deporte de alto impacto que es el correr. Si nuestras rodillas están saludables y en buena forma, podemos mantener nuestra postura, adaptarnos a los cambios y las demandas del camino, correr la distancia predeterminada, y sostener nuestros esfuerzos durante lo prolongado de nuestra carrera. Por el contrario, nada puede impedir nuestra carrera tanto como una rodilla lesionada o maltrecha.

Lo mismo es verdad en nuestra carrera de la fe espiritual. Nuestras rodillas representan nuestra vida de oración. Como las bisagras de tanta actividad diaria, se supone que cuidemos de la oración para mantenernos firmes. Sin embargo, esta es una de las áreas en la cual somos negligentes con mucha frecuencia en la medida que se arruman nuestras actividades y responsabilidades. Nos levantamos por la mañana, alistamos a los niños para la escuela y a nosotros mismos para el trabajo; respondemos al estrés de nuestros empleos y de tantos otros entretenimientos; o tal vez nos afanamos con las preocupaciones de no tener lo suficiente para el sostén del hogar durante tiempos de dificultad; o batallamos en el tránsito pesado, gastando largas horas sentados en nuestro automóviles, acelerados en nuestra vida ocupada para atender nuestros negocios; en todo esto, la oración es altamente susceptible a las lesiones.


“Como las bisagras de tanta actividad diaria…
la oración es altamente susceptible a las lesiones.”


Tantas veces el incremento en nuestras múltiples actividades se usa como excusa del comer a deshoras y nuestros malos hábitos alimenticios, nuestra falta de tiempo para pasar un buen rato con la familia y nuestros seres queridos, para hacer ejercicio, y para cultivar nuestras disciplinas espirituales, que me hace dudar que el problema sea realmente la “falta de tiempo.” Es mucho más probable que no estemos estableciendo nuestras prioridades correctamente y por lo tanto las cosas que consideramos importantes pasan a segundo plano.

La oración debe estar en el tope de nuestras prioridades para que Dios nos lleve de la mano en la realización de nuestras actividades diarias. Martín Lutero dijo alguna vez, “Ora, y deja que Dios se preocupe.” Por esta misma razón Jesucristo nos recuerda venir a él en oración (Mateo 11:28, Dios Habla Hoy):


“Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar.”


El artículo de la revista MediZine prosigue dando algunas sugerencias para mejorar el funcionamiento de las coyunturas de nuestras rodillas, las cuales también se pueden aplicar a la vida de oración que nos sostendrá durante nuestra carrera de la fe. Exploraremos estas sugerencias en la segunda parte de este artículo.

[Parte 1] [Parte 2]




Vladimir Lugo
vlugo@race-of-faith.com

0 Comentarios:





Bookmark and Share