En la primera parte compartí la importancia que tiene el fortalecer nuestra vida de oración para sostenernos a lo largo de nuestra carrera de la fe. Con demasiada frecuencia permitimos que las muchas actividades en las cuales participamos nos pongan en riesgo de “lesionar nuestras rodillas” o de que relegamos la oración a los últimos lugares de nuestra lista de prioridades, dejándonos desprotegidos, vulnerables, y propenso a las lesiones del camino.
Quizás no oramos o no lo hacemos lo suficiente porque no entendemos qué está en juego y qué implica. Es precisamente aquí donde podemos aprender un par de lecciones acerca de la oración al examinar el cuidado apropiado de nuestras rodillas físicas; en otras palabras, lo que es bueno para las rodillas es bueno también para la oración. El artículo de MediZine al cual he hecho referencia en la parte uno provee algunas sugerencias para robustecer nuestras rodillas. Exploremos ahora su relación con la oración:
1. Incrementa tu Musculatura
Ejercita los músculos alrededor de la rodilla y de tu zona abdominal. En otras palabras, ejercita otras disciplinas espirituales simultáneamente: tu zona central, tal es la lectura, estudio, y meditación de las Escrituras, incluso, usa las Escrituras como tu modelo de oración, y ora las Escrituras; y no olvides los músculos auxiliares de la alabanza, la adoración y la gratitud.
2. Modifica tus Actividades
Las coyunturas que no usas se deterioran con el tiempo. Usa tus rodillas. Encuentra el balance correcto de tus actividades y da lugar a la oración en tu calendario. A lo mejor hay muchas cosas que ya sabes deberías dejar y otras se las deberías dar a Dios como un sacrificio vivo por medio de la oración. Sé que algunas cosas vienen a tu mente mientras lees estas líneas… entonces ya sabes de que hablo.
3. Los Pies son Primero
Tu problema de la rodilla puede estarse originando en otra parte de tu cuerpo. La solución típica es: usa el calzado apropiado para tus pies y tus zancadas. Reconoce que otras cosas podrían estorbar tus hábitos de orar. Los zapatos de talla única no existen. De la misma manera, la oración no viene con un patrón que sirve para todos por igual, así que encuentra el modelo que se adapta a tu estilo de vida.
4. Paños de Agua Tibia y Bolsa de Hielo
La regla dice, aplique calor para relajar los músculos contraídos y hielo para la inflamación. Comience su oración pidiendo el fuego del Espíritu de Dios para que él le guíe en su oración; para que pueda relajarse cuando está afanado o ansioso, o para calmarse cuando está teniendo un día difícil o su temperamento se hincha hasta la pared del frente. El Espíritu de Dios es la pomada del Tigre o unción de IcyHot®. Romanos 8:26 dice (NVI):
“Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.”
5. Busque Auxilio
Reconozca cuando usted no puede hacerlo por sí mismo vaya al socorrista. Son sorprendentes las cosas que otros corredores más experimentados y los especialistas me han enseñado acerca del correr y de la prevención de lesiones. Los compañeros de oración, los grupos pequeños de discipulado, los mentores, e incluso nuestra experiencia de Dios corporativa nos pueden guiar para que podamos tener una vida de oración más rica y consistente.
Para concluir, puede que a veces pequemos de arrogantes al pensar que la oración puede cambiar la opinión de Dios o Su voluntad, pero ese no es el punto. La oración está allí para que nosotros seamos cambiados, para hacernos más fuertes, para sostenernos durante los retos de la vida, para ayudarnos a encontrar nuestro camino en la vida mientras que mantenemos nuestro ritmo en la carrera de la fe.
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