Las metáforas tienen el poder de transformar lo mundano y lo trivial en lo inmortal y espiritual. Con esto en mente, de repente se nos hace más claro el hecho de que la religión utilice las metáforas para ejemplificar y dar sentido a las cosas, para expandir y para convencer, para distinguir y para hacer crecer la fe. Las metáforas, sin embargo, no causan ningún efecto en los oyentes a menos que estos sean capaces de conectar con ellas en la intimidad. Solamente cuando nos sumergimos en lo explícito que tenemos al alcance de la mano, somos capaces de movernos a lo implícito que está más allá. Entonces, y sólo entonces, podemos abrazar a plenitud la fe que se esconde en cada metáfora, capturar el espíritu de cada alegoría e internalizar la moraleja de cada historia.
Esta es mi historia. No necesariamente la más interesante y única del mundo, pero ciertamente la única que para mí cuenta; no por su celebridad o porque cuenta con la opinión pública, sino porque es la única que tengo, y la única que puedo compartir con ustedes sin temor a incumplir los derechos de autor. Al contar mi historia, me doy cuenta que he tenido muchos momentos metafóricos en la vida. Algunos de estos pienso compartir primero, mientras que otros me los reservaré hasta que sienta que están listos para reproducir fe en la vida de los demás.
La Carrera de la Fe
Hablando de fe... la fe es una carrera. La fe definida como la búsqueda del propósito y el significado de la vida es una carrera, a lo mejor, la misma carrera de la vida. La fe como confianza básica en Dios y en los demás seres humanos, es una carrera, de hecho, una carrera de obstáculos; al mirar atrás puedo ver lo difícil que ha sido construir relaciones de confianza a través de los retos, desencantos, traiciones, y frustraciones de la vida. La fe como vida devota y afiliación religiosa también es una carrera, en este caso, una carrera de relevos, por cuanto luchamos para preservar las tradiciones y la moralidad, y para transmitirlas de nuestra generación a las generaciones venideras.
Por eso no me sorprende el que el apóstol Pablo escriba con tanta frecuencia acerca de la "carrera de la fe." El escribió a los corintios: "¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan" NVI: 1 Corintios 9:24.
Yo comencé mi carrera de fe personal hace muchos años, cuando tan sólo era un adolescente. Sin embargo, las palabras de Pablo no alcanzaron para mi su significado pleno sino hasta que empecé a correr el año pasado, con motivo de prepararme para mi primera carrera competitiva. Mi entendimiento de esta metáfora tomó una nueva dimensión en la medida que disfrutaba el correr, cada vez con mayor intensidad, a tal punto que me sentí impulsado a compartir mis reflecciones por este medio electrónico.
La Fe en el Correr
Este "blog" está dedicado a encontrar las trazas de fe escondidas en la práctica de correr en la medida que nos entrenamos y participamos en distintas carreras y competencias. Al mismo tiempo, esperamos poder proveer consejos prácticos para ayudarle a prepararse para sus propias competencias, en especial, su propia carrera de la fe. Deseamos, con la colaboración de otros autores, ofrecerle discusiones paralelas sobre la relación que existe entre el correr, el competir, los rituales, y la religión en general, mientras que presentamos sugerencias útiles sobre la participación en distintas competencias, entrenamientos de velocidad y fuerza, hidratación y nutrición, implementos para ejercitarse, y temas similares. De esta manera queremos motivarle a vivir una vida balanceada; una vida de armonía física, psicológica, espiritual, y social.
Vladimir Lugo
jvlugo@gmail.com
2 Comentarios:
A la verdad me resultaría interesante poder leer más y ver como desarrollas este tema, al igual que me cuesta mucho correr como actividad física, creo que de la misma forma me ha costado correr la carrera de la fe, creo que están estrechamente ligadas y la metáfora causa en mi un gran interés al igual que curiosidad el poder enterarme de como has entrado en esta dimensión no solo espiritual, sino física y mental. Espero con ansias tus nuevas publicaciones. Exitos en esta nueva carrera bloguera. Nina C. Felice
Bueno, indiscutiblemente quisiera saber en detalle como comparas esta experiencia física con la espiritual. Me encantan las metáforas por que son una manera muy gráfica de describir una situación. Yo las uso mucho par hablar o compartir el Evangelio con nuevos creyentes o para asegurarme de que entiendan un mensaje o "consejo." Gramaticalmente empezaste hablando en primera persona y a luego hablas en plural o tercera persona... esto me hace pensar: ¿Es esta una experiencia personal única o algo que se hace en conjunto con alguien más?
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